Cómo conseguir incorporarse de manera autónoma del sofá.
La inmovilidad es el principal riesgo para la salud de los ancianos, siendo el movimiento indispensable para mantener una buena calidad de vida, ralentizando la aparición de síntomas que dificultan las actividades básicas del día a día.
No obstante, la población anciana ocupa un importante número de horas al día sentada, más aún cuando las capacidades funcionales se ven disminuidas. Por ello, es fundamental mantener una postura adecuada y contar con un asiento que se adapte a nuestras necesidades.
Levantarse del asiento se convierte, en muchos casos, en una tarea complicada. Los problemas a nivel articular (artrosis, limitación de movilidad…), debilidad en los músculos de las piernas, problemas circulatorios, falta de coordinación durante el movimiento, entre muchos otros, son afecciones frecuentes en la población anciana, y que nos dificultan la actividad.
Por eso, una postura adecuada, nos facilitará la transferencia de sentado a de pie:
- Espalda apoyada en el respaldo.
- Pies completamente apoyados en el suelo, manteniendo un ángulo de 90º entre las caderas- rodillas- tobillos. Los pies no deben quedar colgando. Si es necesario se coloca una superficie de apoyo bajo los mismos.
- Distribuir el peso del cuerpo en ambas caderas por igual, evitando inclinaciones laterales del tronco.
- Evitar que el cuerpo se deslice sobre la silla.
- Evitar compresiones en la parte posterior de las rodillas. Se debe tener en cuenta la profundidad del asiento.
¿Qué pautas debemos seguir a la hora de ayudarles a levantarse?
- Siempre que sea posible, el anciano debe desplazarse hasta el borde de la silla o sillón.
- Pies bien apoyados en el suelo, ligeramente separados y por detrás de las rodillas.
- Llevar el tronco y la cabeza hacia delante.
- Con las manos en los reposabrazos se da un pequeño impulso para levantarse.
- Evitar apoyarse sobre un bastón y objeto móvil al incorporarse.
Redacción: Amaia Aguas, Fisioterapeuta del Grupo Solera Asistencial